¿Terror? ¿Suspense? Lo primero me lo pienso, lo segundo ya apetece un poco más.
En mi opinión los clásicos del terror son los verdaderos maestros del suspense, su narrativa es fina y alejada de estridencias, el lenguaje es pulcro, culto y brillante, ¿Qué más se puede pedir? Sin duda alguna, Howards Phillips Lovecraft y Poe son referentes únicos para entender este género; el primero es el verdadero creador de lo que los expertos en la narrativa de suspense llaman la atmósfera de misterio, algo fundamental en el género para lograr esa tensión tan particular de la que deben estar dotados este tipo de relatos y, el segundo destaca por aplicar el sentimiento de fatalidad a su literatura con una maestría admirable. Los elementos de la literatura lovecraftiana constituyeron el llamado Círculo de Lovecraft, muchos discípulos del escritor siguieron sus pautas y el género de terror asociado a Lovecraft se hizo un importante hueco en el mundo literario llegándose a crear una editorial, Arkhan House, que se dedicó en exclusiva a difundir la obra del escritor una vez fallecido. Por desgracia el escritor nunca pudo en vida disfrutar de su éxito, es más, jamás publicó un solo libro, lo cual ahondó profundamente en su maltrecho estado de ánimo y en su delicado estado de salud que mantuvo a lo largo de su vida. Con Poe, lo extraordinario, lo increíble y lo sobrenatural alcanzaron lo más alto de la cima de la literatura de terror, sus poemas más que resonar rimaron y fueron capaces de despertar en el lector las más fuertes sensaciones. Su peculiar muerte hizo honor a su estilo literario, una madrugada de 1849 fue encontrado en un callejón de Nueva York, un borracho sucio y semiinconsciente. Era Poe. Pocas horas después murió en un hospital. Nadie pagó su entierro, fue una muerte más que nadie advirtió. América perdió la figura cumbre de la literatura de terror sin darse apenas cuenta. A título personal ambos autores gozan de todo mi reconocimiento, los recomiendo y releo cuando tengo ocasión y siempre me siguen produciendo intensas sensaciones, sin duda dejaron en mí una huella inolvidable.
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Queridos seguidores y amantes del mundo mágico de las palabras. Este es un cuento con principio, nudo y espero que infinitos desenlaces, pero lo que sí es, es feliz y sobre todo bonito. Habla de un encuentro casual y de un gran descubrimiento, el de un personaje singular y muy muy original. Dice así...
... Erase una vez una tarde de primavera llena de sol, de luz y de mucho, mucho calor, la ciudad, Betanzos, un bonito lugar de nuestra querida Galicia que además está a dos pasos de mi casa. Un curioso encuentro se produce por casualidad; al fondo, a la derecha de la plaza hay una terraza y mucha gente disfrutando de la tarde, un amigo divisa a otro: -¡Manuel! -Le dice. Se saludan y el tal Manuel se levanta de su silla y se acerca al resto del grupo. ¡Es Manuel Guisande! Un periodista, un escritor, y un tipo muy simpático. -Presento un libro en Madrid, además, en unos días. -Nos dice. Y para qué queremos más, tocó mi punto débil. Escritora por vocación y por devoción, no hay nada que me emocione más que acudir a un acto de esos, todavía recuerdo el día que presenté mi "Secreto de Julia", ¡el no va más! -El nacimiento y el bautizo de un libro, -Me dije. ¡Yo voy! ¡Qué descortesía, si no! Manuel nos cuenta por donde van "los tiros" de sus libros, cada vez nos gusta más, me hace gracia su sentido del humor, es fino y optimista, y eso es justo lo que necesito. Nos despedimos allí mismo con un abrazo muy, muy fuerte, de esos a los que ya no estás acostumbrado y ... no nos olvidamos de nuestra cita. Ya en Madrid, le escribimos para confirmar fecha y hora. ¿Que cuándo es por fin? ¡Que nosotros vamos! Llega el día y buscamos un "hueco" y nos presentamos allí, en la calle Fuencarral nos saludamos y comienza la celebración, un libro acaba de nacer. Se llama "En tu linea", con su padre y dos padrinos se bautiza. Ya lo tenemos en casa, cuando lo veo comienzo a sonreír; es coqueto y simpático y lo que más me gusta de el es que tiene un puntito de humor excepcional. Las fotos son estupendas, y el contenido, el espejo del alma del escritor. Manuel Guisande se diluye entre sus amadas líneas y a su lado nos explica con optimismo, muchas verdades de la vida. Líneas rectas, curvas, suicidas, sinuosas y ondulantes, todas tienen su historia, todas caben en nuestro camino. Y al final nos damos cuenta de que lo mejor es vivir cada instante con alegría, con la mejor cara que podamos poner, y sobre todo con humor, con todo el que nos sea posible arrebatarle a la vida. ¡Bravo maestro! ¡Bravo Manuel! ...Y colorín colorado este cuento nunca se ha de acabar, siempre esperaremos más y más... La respuesta a esta cuestión es muy sencilla; el propio escritor lo explicó en alguna de ellas con total claridad, las novelas ejemplares se llaman así porque ejemplifican, valga la redundancia, enseñan siempre algo útil y son sumamente positivas. En ellas Cervantes se vanagloria, no sin razón, de ser el primer escritor que novela en castellano, ya que sus contemporáneos solo traducían de libros extranjeros o copiaban manuscritos de otras lenguas con algún añadido o variación.
Las novelas ejemplares constituyen un auténtico prodigio narrativo. Son doce novelas cortas en las que da cabida a diferentes temas y tendencias: hay una progresión desde figuras idealizadas, como "La española inglesa", hasta cuadros costumbristas de auténtico realismo como "Rinconete y Cortadillo" o "El coloquio de los perros". La fuerte carga idealizadora la deja ver en figuras como "La gitanilla" y "La ilustre fregona" presentadas con un gran estilo y apariencia de realidad. Cervantes puede considerarse como un personaje de excepción que asistió a la muerte del Renacimiento y al nacimiento de un mundo ideologicamente nuevo que nace mirando con nostalgia al pasado. La mágica visión de la realidad de Gabriel García Márquez se fue para siempre con él aunque nos la deja en todos y cada uno de sus libros.
Quiero recordar un pequeño cuento que escribió dentro de su libro "Los funerales de mamá"; el autor se muestra sumamente descriptivo para apoyar mejor la narración, trata de mostrar una escena cotidiana en casa de un dentista y relatar con todo detalle la extracción de una muela. El alcalde del pueblo, paciente a su vez del dentista ha pasado cinco noches en vela por culpa de una muela y el episodio comienza y termina dentro de la consulta girando alrededor del acto médico. Un tema tan simple está lleno de una inmensa plasticidad narrativa que llega directamente al lector y capta de inmediato su atención. Destaca el gusto por los detalles pequeños en la narración como explicar la manipulación de una dentadura postiza, e incluye la ironía sarcástica en los diálogos entre el dentista y su hijo, no descuida el trato impresionista del lenguaje que le acerca a la realidad más cotidiana y contagia de notas impresionistas toda la historia. Hay mucha técnica cinematográfica en toda la escena, es como si estuviese escrita para formar parte de un guión en vez de un libro. Este estilo tan peculiar se mantuvo en el trabajo del escritor durante toda su vida, aunque con el tiempo y con los años evolucionó hacia un estilo más trabajado sobre todo en la expresión. Cien años de Soledad lo demuestra así recogiendo sin embargo esa esencia y esa pequeña seña de identidad que siempre le hicieron único. ¡Hasta siempre! Esta frase tan cierta como curiosa no es más que un magnífico retruécano, una figura literaria capaz de explicar a través de su juego de giros, un contraste o una antítesis con lo que se está diciendo. Consiste simplemente en repetir una frase en sentido inverso para demostrar el gran cambio de significado que se produce; es por tanto una figura de repetición.
Muchos autores utilizaron, utilizan y utilizarán el retruécano como guiño expresivo muy fácil de recordar que aporta simplemente una frase curiosa para pararse a pensar. Ya en tiempos de Quevedo o Góngora se utilizaba el retruécano a menudo, y las frases "retruecanadas" pasaban "a la historia" formando parte importante de nuestra cultura, junto a los dichos populares que la gente incorporaba en sus coloquios. "Faltar pudo a Scipión Roma opulenta; más a Roma Scipión faltar no pudo" (Francisco de Quevedo) "Cuando pitas flautas, cuando flautas pitas". (Luís de Góngora) Después de ellos se ha seguido utilizando, a veces con intención irónica, otras veces con humor, y otras sin mejor motivo que su simple y agradable uso. ¿Cómo creerá que sientes lo que dices oyendo cuan bien dices lo que sientes? (B.L de Argensola) En nuestro lenguaje cotidiano también se ha incorporado el retruécano para hacer buen uso de el como "método" de aprendizaje, y memorizar así moralejas o sabios conocimientos capaces de darnos una buena lección, con solo entender su doble sentido. "Más vale perder un minuto en la vida, que la vida en un minuto". "Es mejor no decir lo que se siente, sino sentir lo que se dice" La segunda parte del retruécano nos hace sonreír y sacarnos de lo que aparentemente no deja de parecer un error. Puede llegar a convertirse en un atractivo juego de niños y en un "chascarrilllo" que contar con una sonrisa en los labios sin esperar demasiado a cambio, tan solo la cara de "haber entendido" por parte de nuestro interlocutor. Nada más pasional que la reacción de un romántico; tanto en la literatura como en su vida, los románticos demostraron que hay que vivir con una pasión desmedida, enfrentándose a todo y volviéndose héroes hasta en momentos tan duros como la muerte.
Me viene a la cabeza el modo con el que José de Espronceda se enfrentó a los problemas políticos y sociales del momento en España y en Europa, no con la frialdad crítica de un experto sino con la pasión propia de un romántico, así nos dejó su inolvidable Canto del Cosaco como servicio a la más apasionante crítica por la falta de ideales que según él condujeron a Europa a la ruina. ¡Hurra, cosacos del desierto! ¡Hurra! La Europa os brinda espléndido botín: sangrienta charca sus campiñas sean, de los grajos su ejército festín. En aquellos tiempos la palabra romántico llegó a ser sinónimo de ímpetu, pasión, exaltación y desbordamiento. Los amores ilícitos, las pasiones desmedidas, la desilusión , el desaliento y la muerte encontraron en los románticos su verdadero hogar, les acompañaron siempre en sus obras y en su vida, que solía ser muy corta, la muerte y la juventud caminaban de la mano. Sus valores románticos les convirtieron en leyenda así como sus actitudes ante la vida, Zorrilla, el que después se destacó como magnífico dramaturgo y poeta, en el entierro de Larra se convirtió ya en un símbolo de la época, de entre la multitud que acudió al acto, salió una joven voz quebrada por la emoción que se puso a recitar a voces versos en honor a Larra. Al finalizar, fue sacado del cementerio triunfalmente. No puede concebirse mejor lanzamiento literario al más puro estilo romántico. El estilo es una cosa y el tono es otra, decía Azorín; la elegancia de la secillez era proclamada a través de sus escritos, y la clave de su estilo se basaba en buscar la oración simple para comunicar y acompañarla de la palabra y del término exactos. Si de algo les vale a los nuevos escritores este consejo, yo también me acojo a el, la sintaxis de la gran simplicidad es la llave que abre las puertas de una comunicación sencilla y de gran calidad.
Pese a que Azorín tuvo más un predominio sobre la lírica que sobre la narrativa, siempre fue calificado como un autor austero de adjetivaciones superfluas y rico en sencillez y creatividad con una capacidad de crítica casi única. Su carácter reflexivo e intimista sirven de ejemplo en "El escritor" donde el autor desvela muchos secretos sobre el quehacer literario, en el capítulo tercero resulta muy clara e inspiradora su teoría sobre la estética del perfecto escritor. Distingue tono y estilo bajo la visión de lo sutil y lo real, y explica que ni el escritor más experto es capaz de aunarlos con la maestría precisa para alcanzar la cumbre. No encontrar el tono adecuado conduce al fracaso y la materia tratada se queda en disonancia con la estética del libro. Habla de este problema aplicándolo al trabajo de grandes escritores, que a su juicio, no han conseguido eliminar la disonancia de sus escritos, tal es el caso de Menéndez Valdés o Nuñez de Arce con alguno de sus poemas. La grandilocuencia ha de ir en consonancia con el tema y la facilidad de la pluma en compenetración con el asunto. "No todo lo que se prosigue se adelanta", decía Gracián, por ello es posible que nunca se llegue a conseguir tal propósito y que de hacerlo tenga más tiempo un escritor joven que uno ya viejo. Azorín concluye aconsejando escribir sencillamente y con llaneza , reduciendo la duplicidad de adjetivos y las ponderaciones que no penetran en la sensibilidad. Este es un buen consejo para no complicarse en la escritura y procurar llegar a ese punto de equilibrio del que siempre hizo gala Azorín. Los recursos literarios son tantos y tan curiosos que se emplean a diario en cualquier conversación sin que seamos conscientes de su uso, los escritores los emplean a fondo en su trabajo y se esmeran en la elección de los mejores y más singulares para que sus obras no dejen indiferente a nadie.
El pleonasmo es muy utilizado por escritores y simples parlantes de la lengua; se trata de duplicar con dos términos una misma acción que se podría entender utilizando solo uno, es tan común como presente en nuestra lengua, solemos emplear pleonasmos por la pura necesidad de remarcar aquello que queremos expresar y si junto a ellos utilizamos verbos imperativos e interjecciones mejor que mejor, nos salen solos. ¡Métete para adentro! Sube para arriba, baja para abajo, entra para adentro, te vuelvo a repetir, lo ví con mis ojos... Ninguno de ellos es tan hermoso como una metáfora, una ironía bien llevada, o un simple simil, pero todos los usamos. A diferencia del pleonasmo, su contrario es tan opuesto a el que hasta resulta del todo poético y bello, es muy empleado en la poesía mística y amorosa por lo que ésta tiene de sentimental y evocadora de profundas emociones, me refiero al oxímoron. El oxímoron fuerza al lector del texto que lo acoge, a comprender un tercer concepto no escrito que comparte carácterísticas tan reales como abstractas con los términos que lo anuncian. Instante eterno o silencio atronador, lo ejemplifican perfectamente, evocando una realidad que no se puede explicar de otra manera porque su complejidad así lo exige. Ya véis, todos utilizamos el fascinante mundo de los recursos literarios casi a diario y dudo mucho que podamos prescindir de ellos jamás si queremos hacernos entender correctamente. El amor por la tradición, el pasado, o la lengua materna han impulsado el hecho de albergar una literatura escrita en la lengua autonómica propia de cada lugar, sin embargo no todas las lenguas han tenido la misma difusión y producción literaria.
El catalán ha sido la que más se ha desarrollado; la aparición temprana de la prensa en lengua catalana y la gran masa de hablantes han hecho que los libros publicados en catalán ya no estén destinados a minorías intelectuales, sino que se destinen a un público amplio y parlante de esta lengua, de modo que las ediciones han sido cada vez más grandes. Historicamente la lengua gallega encontró más dificultades de progreso que la catalana, aunque hoy en día su difusión ha avanzado muchísimo con respecto a décadas anteriores. Su número de hablantes es menor pero tiene la ventaja de poseer un pasado literario brillante y muy floreciente que encumbra el amor a la tierra, y muestra sus costumbres con gran orgullo. Sin embargo es una lengua que en el uso cotidiano presenta muchos castellanismos en vocabulario y sintaxis, y que la lengua oficial se ha encargado de ir puliendo y haciendo desaparecer para fijar el gallego como idioma institucional. Autores como Otero Pedrayo, Álvaro Cunqueiro, Rosalía de Castro, o Celso Emilio Ferreiro han hecho que la literatura gallega obtenga un gran prestigio por su valía y custodia histórico-costumbrista de Galicia. La sociedad gallega, ha demostrado tener y difundir un gran amor a la tierra que ha salvado muchos obstáculos económicos para que sus libros y su lengua sean admirados a todos los niveles. El vasco, por su dificultad léxica ha tenido más obstáculos que las dos anteriores, su falta de similitud con el castellano, el catalán o el gallego han hecho que tratar de acercarse al texto literario vasco exija un aprendizaje muy exhaustivo de esta lengua que no todos los españoles pueden permitirse. Se impone sobre todo una fuerte labor de traducción para conocer a sus autores y a sus obras. Sin embargo cabe destacar la enorme labor de haber creado La gran Enciclopedia vasca para acercar esta lengua autonómica a todos sus conciudadanos. Un buen ejemplo de la literatura vasca es José María Iparraguirre y su poesía sobre el Arbol de Guernica. Para los vascos este añoso roble se ha convertido en símbolo de la fuerza vasca, bajo su sombra late el reconocimiento de la propia tradición . El poema está escrito en la forma tradicional del Zortzico, y se convierte en una especie de oración que llama a la unidad y a la esperanza. El autor le pide a Dios vivir en una paz inalterable y tranquila al calor de las seculares leyes y en el dulce amor a ellas. En la literatura catalana, la tragedia de la guerra se plama en la poesía y el tema de Cataluña es una constante de los ensayos. Josep Pla destacó como el patriarca de las letras catalanas. Igualmente Salvador Espriu figura entre los poetas más prolíficos de la lengua catalana destacando por sus temas sobre la lucha fraticida, el odio, la muerte y el tiempo. La literatura contó con varias corrientes o movimientos que acabaron definitivamente con un Romanticismo que nada tenía que ver con la realidad. El exacerbamiento de las pasiones humanas, el amor por los temas nocturnos y sepulcrales así como la búsqueda de un paisaje exótico dieron paso a una época en la que se deseaba escribir con un criterio más objetivo y cercano a la realidad.
El Esteticismo intentó hallar el punto medio entre las ideas del Romanticismo y las de la escuela clásica, el Positivismo se negó a aceptar ninguna realidad que no pasase por la observación directa y la propia experimentación, el Realismo partió de la pura observación positiva y circundante del entorno, para alejar las aspiraciones poco realizables que la Revolución de 1848 había provocado, y por último, el Naturalismo solo pretendió poner el acento a la observación realista de cuanto se veía, despreciando lo que la sociedad tenía de burguesa. A todo esto hay que añadir que se empezó a tener la idea y la creencia en un progreso y un pragmatismo totales que fueron colocando los valores de la utilidad por encima de todo, y esto fue lo que hizo que cambiara radicalmente el panorama literario y artístico que había habido hasta entonces. El Romanticismo terminó, alargándose todo lo que pudo dando lugar a un realismo naturalista con gran presencia en la narrativa europea ( Victor Hugo, Balzac, y en menor medida, pero con algunas características realistas, Stendhal, Mérimée, Flaubert, Zola, Pardo Bazán, Tolstoi, Doctoievski, y Dickens). El inolvidable Carlos Dickens fue sin duda el mejor representante del realismo inglés elaborando una narrativa exquisita y amable que utilizó para criticar la situación injusta de las clases sociales en su país. Generación tras generación ha leído a Dickens, guardando entre sus libros favoritos Cuento de Navidad, Oliverio Twist, o Los papeles póstumos del Club Pickwick entre otros muchos. |
GEMMA ROMERO P.Psicóloga y Escritora. Archivos
Junio 2019
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