El desarrollo de la cultura gallega se interrumpe en 1936 con la guerra civil; los editores, los escritores, y las instituciones se ven obligados al exilio o al silencio. Buenos Aires se convirte en lugar de acogida, y las instituciones gallegas de allí se convierten en centros de difusión de la cultura, además se forman algunas compañías de teatro y se estrenan obras en lengua gallega con un éxito notorio, de esa época es la obra "Os vellos non deben enamorarse". También aparecen publicaciones gallegas como "Fardel do exiliado" "A soladeira" de seoane o "Historia de Galiza" de Otero Pedrayo.
Los años de la guerra civil resultan del todo baldíos para la difusión del gallego; en la zona republicana no hay público al que dirigirse y en la nacional no hay más opción que la cultura castellana, sin embargo el único libro en atreverse a ver la luz en aquellas circunstancias utilizando el gallego es "O amor, o vento e outros gozos de A. Sevillano, la censura resultó muy rígida en lo referente a la difusión del gallego, escribir en gallego llega a ser un peligro por considerarse objeto de compromiso político. El periódico santiagués La Noche comienza timidamente en 1949 a publicar un suplemento en gallego con textos literarios de Otero Pedrayo, junto a otros pequeños intentos por cuenta de La Colección de Poesía Benito Soto, y en Santiago por la Editorial de los Bibliófilos galegos. Pero hay que esperar a 1950 para que la Editorial Galaxia comience en Vigo su trabajo y fructifique poco a poco el prestigio de una lengua acallada por los conflictos políticos. La misma editorial promulgó su objetivo y base para dejar claras sus intenciones "Galaxia hizo ver a muchos reticentes y escépticos que la cultura en gallego podía ser algo más que folklore, pintoresquismo, erudiciones preciosistas y versos intrascendentes". Poco a poco fueron apareciendo nuevas editoriales que sin miedo, publicaron en gallego (Xistral, Do Castro...) además de otros hechos y circunstancias que confirman el interés por la lengua galega: El Día de las letras gallegas o la Cátedra de lingua e literatura galega de la Universidad de Santiago.
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Este trío de entidades trabajó profundamente en el uso y perfeccionamiento de la lengua galega a nivel cultural concediendo al "dialecto autóctono" un instrumentro de expresión de las obras literarias. Las Irmandades da Fala dan preferencia a las obras teatrales ya que pensaban que con ellas se podría llegar al proselitismo más eficaz. Las Irmandades propugnan una remodelación ortográfica que resalte el parentesco del galego y el portugués y promocionan el teatro y la novela por tener mayor poder de arrastre popular.
En 1920 se funda en Ourense la revista Nós que cuenta con los mismos colaboradores de las Irmandades y con los que forman el Seminario de Estudios Galegos; estos hombres evolucionaron hasta conjugar un galleguismo que trata de conjugar lo "enxebre" con lo europeo, tratando de reavivar el carácter universal que el galego ya tuvo en la Edad Media. Los hombres de Nós acaban coincidiendo con la corriente novecentista : talante intelectual, europeísta y defensores de una república como forma de gobierno. El Seminario de Estudios Gallegos tuvo como finalidad por su parte, formar investigadores de la realidad galega, y así toda esta actividad se concretará en un impulso del teatro gallego promovido sobre todo por las Irmandades, y en un cuidado de la lengua galega como nota dominante en los autores de narrativa, que desembocará en una evolución de un género que solo se había dedicado al cuento costumbrista con marcados tintes de ruralismo, pobreza y temas sobre la emigración. El único problema que cuenta la narrativa gallega de principios de siglo es que no hay lectores de lengua gallega y además hay falta de medios para acceder a ella. No se lee porque no se publica, y no se publica porque no existen lectores, así las primeras publicaciones fueron narraciones breves que trataron de ir habituando a sus lectores a la lengua vernácula, y por ello aparece en el panorama literario la colección ¡Terra Nosa! que es un suplemento del diario El Noroeste de Coruña. Las producciones literarias son sin duda el lecho sobre el que descansa una buena parte de nuestra historia, los autores reflejan unas costumbres, una sociedad, y un sistema económico concreto dentro de un marco facilmente comprensible: la historia y la vida de unos personajes que sirven de hilo conductor de una realidad social que marcó toda una época.
Un buen ejemplo de ello se encuentra en la trilogía que forman "Los gozos y las sombras", extraordinaria obra de Gonzalo Torrente Ballester formada por tres libros, "El señor llega", "Donde da la vuelta el aire", y "La Pascua triste". En ellos el escritor ferrolano dibuja a la perfección el modo de vida de la sociedad gallega de los años treinta en los albores de la guerra civil; el paso de las viejas costumbres al capitalismo, la honrra y la deshonrra de las aldeanas, el viejo poder feudal frente a la nueva forma de entender los negocios, las diferencias sociales, la pobreza, la riqueza, la lucha de dos familias por controlar la vida de un pueblo, y en suma, la forma de vida de unos años muy peculiares, de los que se van perdiendo los recuerdos, y de los que solo queda un relato amargo, brillante y exaltado que el escritor gallego decidió transladar al papel sin al principio una gran repercusión. Con los años, aquella obra alcanzó varios premios de literatura a nivel nacional y el reconocimiento de su valor. Su adaptación a la televisión llevó la trilogía a la fama y se vendieron cientos de ejemplares de la misma, el propio autor trabajó en el proyecto supervisando que el resultado reflejara el espíritu de su obra. Los Gozos y las Sombras narra la vida de Puebla Nueva, un rincón costero de la Galicia tradicional que se dedica a la explotación de la tierra y de la pesca. Las dos familias más influyentes del pueblo se disputan constantemente su poder: los Churruchao y los Salgado aspiran a dominar y mandar sobre las pobres gentes, que amarradas a su destino, esperan un cambio definitivo con la llegada del último Churruchao al pueblo: Carlos Deza. Sin embargo el espíritu poco materialista de este hombre, psiquiatra de profesión, les hace perder las esperanzas muy pronto, Cayetano Salgado, el brazo todopoderoso de la familia rival por su parte, controla y domina el negocio de los astilleros y aspira a controlar el sistema económico de Puebla Nueva y a doblegar a todos sus habitantes. El resto de los personajes son un riquísimo conjunto de personalidades e historias encontradas y dominadas por la pasión, los ideales, la avaricia, y la soberbia que van conformando un entramado social que se funde con la historia de esa Galicia de preguerra de la que solo quedan vestigios de sus costumbres. La obra es amena y sorprendente y está marcada por la historia de Galicia, una historia de aspiraciones no cumplidas, y por tanto, de reivindicaciones constantes. La insatisfacción, la marginación social, la política y la cultura han reforzado en cierta medida la conducta nacionalista de sus habitantes que brotó varias décadas después, con "Los gozos y las sombras" se pueden llegar a entender y a valorar los esfuerzos del pueblo gallego por sobrevivir en una tierra llena de adversidades y dificultades que arrancan ya desde mucho antes de que la Guerra Civil española tuviese lugar en nuestro país. Pío Baroja, escritor de la generación del 98, fue un personaje único y peculiar por su falta de fe en el ser humano, en sus obras se notaba esa esencia incrédula y árida con la que definía al hombre. Decía en sus Memorias: por instinto y por experiencia creo que el hombre es un animal dañino,envidioso, cruel, pérfido, lleno de malas pasiones. Tal vez esto justifique que el amor o la ternura no aparezcan en sus obras, lo que no quiere decir que él fuese una persona cruel, al contrario, era un hombre sensible y compasivo que trataba de explicar su forma de ser por escrito para ser comprendido. En el prologo a la edición de "La dama errante" de 1914, se define a sí mismo de la siguiente manera:
La base vasca ha influido en mí, dándome un fondo espiritual, inquieto, turbulento... Este fondo dionisiaco me impulsa al amor por la acción, al dinamismo, al drama. La tendencia turbulenta me impide ser un contemplador tranquilo, y al no serlo, tengo que deformar las cosas que veo, por el deseo de apoderarme de ellas... Al mismo tiempo... siento una fuerte aspiración ética. Esta aspiración, unida a la turbulencia, me ha hecho ser un enemigo fanático del pasado, por lo tanto, un tipo antihistórico, antirretórico, y antitradicionalista. Su preocupación por la ética le convirtió en un solitario aislado del ambiente español; nunca pudo explicarse la crueldad y la desarmonía que abanderaba el hombre sin ningún tipo de recato, y por ello se mostró siempre pesimista, caústico y rebelde. A diferencia de Galdós, nunca analizó a fondo los personajes, los expuso sin más dando por hecho que formaban parte de ese conjunto dañino y disarmónico que caracterizaba al género humano. Un buen ejemplo de ello se encuentra en su obra "La dama boba" donde refleja la realidad más amarga de los campos y aldeas de España ayudado por unos personajes que encarnan la miseria del pueblo, de una España que a Baroja como a casi toda la generación del 98, no le gustaban en absoluto. Esta obra tiene un capítulo que recoge a la perfección cada una de estas características, es una inspiración basada en el atentado de la calle Mayor contra Alfonso XIII el día de su boda, el ambiente y los personajes reflejan toda la realidad de aquel día, y el autor decide centrarse en el personaje que comete el atentado y en su huída hasta Portugal con su hija María. A partir de ahí, Baroja expone al personaje a esa realidad que él observa casi con repugnancia, y se la hace ver al lector con sus palabras, con un marcado entusiasmo por el porvenir y por la acción, que marcan definitivamente su temperamento literario que le convirtieron en un personaje único. La generación del noventa y ocho en general tomó una postura muy crítica ante lo que ellos denominaron "el fracaso de España". Con diferentes formas de expresarse, el pesimismo en torno a la misma idea está presente en todos ellos, comparten el tema de España para analizar su presente, su pasado y su futuro, y adoptar una postura revisionista con dos pensadores como fuente de inspiración: Nietzsche y Schopenhauer.
La frase de Unamuno: Amo a España porque no me gusta, lleva implícta una actitud de compromiso, ven a España con amargura y dolor; Machado la define como un país de charanga y pandereta, Azorín dice que entre todos los intelectuales de esa generación existió siempre una aspiración reconstructiva basada en una crítica áspera de nuestras costumbres y de nuestras cosas, y Baroja hizo profundas reflexiones sobre la historia de España y sobre su pasado. Todos ellos hablan de Castilla como centro de sus preocupaciones, y aunque ninguno tenía un origen castellano, la convierten en el epicentro desde donde interpretar la historia de España; su paisaje les ayuda a interpretar al hombre, detrás de cada elemento paisajístico hay una historia que va creando el alma del hombre. La vida religiosa también se contempla como algo dramático y angustioso, son anticlericales (Baroja), escépticos (Azorín), existencialistas (Unamuno)... En sus obras se expresaron con sobriedad, exactitud y sencillez, huyeron de toda retórica y se alejaron del esteticismo exagerado de otros tiempos, se convirtieron en una generación fuerte, luchadora y vigorosa con un gran sentido crítico y reivindicativo que querían sacar a España de su letargo, renovando las formas y el lenguaje literario. La influencia de Unamuno fue enorme dentro y fuera de España tanto por sus pensamientos como por sus actitudes apasionadas, dramáticas y vitales. |
GEMMA ROMERO P.Psicóloga y Escritora. Archivos
Junio 2019
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