La característica principal de este autor de la escena inglesa, radica en la capacidad de interpretación del alma humana y en la creacción de unos personajes que eleva a la categoría de mitos. Romeo y Julieta pasaron a la posteridad por representar el arquetipo del amor humano, Hamlet la duda en el destino del hombre, Otelo los celos, y Macbeth la ambición. Todos estos personajes indagan en las profundidades del alma humana y son el reflejo de los sentimientos básicos del hombre y de la sociedad.
Las obras de Shakespeare estaban escritas para la burguesía londinense de entonces y destacaron por su expresión riquísima de imágenes, el dominio del movimiento escénico y la capacidad de interpretación del alma humana. Shakespeare llegó a la escena durante el reinado de Isabel con el que se habían dictado unas estrictas normas sobre la preceptiva teatral, que él se saltó buscando en sus obras la creacción de unos personajes eternos con los que la sociedad y el hombre en general pudiese identificarse a través de los siglos. Shakespeare aportó al teatro un análisis profundo de las pasiones y puso en escena la mejores cualidades del ser humano. Cada una de sus obras se ha convertido en un clásico de lectura obligada para todas las generaciones.
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GEMMA ROMERO P.Psicóloga y Escritora. Archivos
Junio 2019
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