La novela romántica es un género muy especial desarrollado principalmente en la cultura occidental y sobre todo en los países de habla inglesa. Sin duda Romeo y Julietta de Shakespeare es un ejemplo perfecto para subrayar el sustrato innato de emotividad que subyace entre las páginas de las novelas de este estilo; su historia de amor imposible ha inspirado a miles de personas y se ha llevado con éxito al cine y al teatro en multitud de ocasiones. Junto a ella Truman Capote y su desayuno con diamantes, mostró al lector con una bellísima prosa cristalina, la historia de una jovencita que buscaba refugio en el glamour de Tiffany para protegerse de todo lo malo del mundo, y Evelyn Vaugh, por su parte, ofrecía una historia plagada de secretos y pasiones que se ocultaban en la mansión de Brideshead. A su lado caminaba en esta historia de romanticismo sin fin, La Edad de la inocencia de edith Wharton, que contaba como una condesa era capaz de revolucionar las rancias costumbres de una familia con solera y de un joven muy especial, mientras que Cumbres Borrascosas nos adentró en el amor prohibido entre dos hermanastros en un entorno muy singular que Emily Bronte situó entre los sombríos paramos de Yorkshire.
Aunque la lista no tendría fín, no se puede olvidar hacer una mención especial a Anna Karenina y a la historia de adulterio que Tolstoi narró a fondo buceando en el alma femenina y provocándo el escándalo de una rígida sociedad de rancias costumbres. Desde entonces hasta nuestros días, la novela romántica ha continuado su camino sin alejarse de todo aquello que siempre la caracterizó y añadiendo nuevos elementos que siguen atrapando el interés del lector. Se puede decir que si estos libros fuesen libretos musicales, los instrumentistas encontrarían entre sus notas, auténticas claves para definir el amor y conocerlo en las muchas versiones que de el existen en el mundo. Las novelas románticas son en su esencia historias bonitas donde los sentimientos ocupan el lugar principal. Si el amor nos hace a veces ser tan felices, parece sensato pensar que estas novelas nos aportarán al menos una pizca de esa sensación tan maravillosa que Mario Vargas Llosa definía en un comentario a la novela de Flaubert, Madame Bovary, como la inigualabe combinación de cuatro grandes ríos: rebeldía, violencia, sexo y melodrama.
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GEMMA ROMERO P.Psicóloga y Escritora. Archivos
Junio 2019
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