Este post no va dirigido a las autoras sino a las protanonistas de las novelas; personajes singulares de una gran espiritualidad que salieron de sus historias para quedarse para siempre en la memoria de sus lectores.
Son mujeres capaces de transpasar el papel y trascender a la vida real para convertirse en grandes personajes imitados, admirados, criticados, o cuya personalidad es capaz de dar nombre a objetos, actitudes, modas etc... Julieta, Madame Bovary, Beatrice Portinari, Doña Inés, Ofelia, Fortunata y Jacinta, Bernarda Alba, Ursula Iguaran, Ana Karenina, Lisbeth Salander... son por su historia o su forma de ser prototipos con el que poderse identificar, se han hecho de carne y hueso habiendo nacido en cunas de papel, para llevar una vida escrita y leída sin ninguna libertad. Hay un caso muy curioso en la literatura, y es el personaje de Rebeca de la novela del mismo nombre de Daphne Du Maurier. La autora es capaz de crear un personaje ausente del que todos los demás protagonistas de la historia hablan, pero que ninguno ve. El poder de Rebeca es tal que se convierte en la protagonista de la novela desplazando a la auténtica a un plano secundario, a pesar de su constante presencia, la sombra de Rebeca es tal que la novela lleva su nombre, y hasta la prenda que vestía la protagonista adquirió el nombre de Rebeca en homenaje al siniestro y poderoso personaje ausente. Otras mujeres han sido protagonistas verdaderas y han dejado el sello de su presencia en otros muchos campos; la moda, las aficiones, las promociones de lugares de ensueño, las leyendas... En la literatura nacional Fortunata y Jacinta se convierten en grandes personajes que encarnan a dos tipos de mujeres muy diiferentes; por un lado el temperamento y la belleza salvaje, y por el otro, la templanza, la edcucación y los buenos modales. Benavente describe una antítesis en orden a la psicología de sus dos personajes principales. Los prototipos creados por el autor reflejan mucho más que a dos mujeres; la diferencia de clases, el poder del dinero, la cultura, el analfabetismo, los matrimonios de conveniencia, las relaciones amorosas... Al final las novelas se convierten en verdaderos documentos históricos que a través de sus féminas nos muestran un país, sus costumbres, y hasta una sociedad completa. Lo más interesante es que hablemos de ellas como si de mujeres de carne y hueso se trataran, porque eso significa que el autor de la obra ha ido mucho más allá de la simple escritura y ha pasado al terreno de la creacción colocando a su personaje entre nosotros y llenándole de una vida y una luz, que seguro pervivirá a lo largo de los siglos en la literatura y en nuestras vidas.
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GEMMA ROMERO P.Psicóloga y Escritora. Archivos
Junio 2019
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