La censura en la literatura ha sido y será un elemento a considerar siempre que una obra sale al mercado. Hoy en día es difícil prohibir sin más una publicación, pero existen recovecos legales para conseguirlo, y si aún así no es posible lograrlo, la acción de los medios de información y las sombras que, ocultas bajo la transparente capa de la que se viste la Democracia, ejercen su poder, lo pueden lograr.
Los motivos suelen ser siempre los mismos: razones políticas, religiosas, o la publicidad de algún asunto, que a un personaje importante le resulta incómodo para su vida y la salvaguarda de la imagen que a diario ofrece al mundo. Hay muchas obras que han sufrido el yugo de la censura a lo largo de la historia; por ejemplo El diario de Ana Frank que fue censurado en muchas escuelas por considerar que los hechos narrados por la protagonista como veraces no lo eran del todo, la historia de esta niña judía en la época de los nazis despertó muchos sentimientos y reacciones que al parecer no gustaron demasiado. Alicia en el país de las maravillas fue censurado en China porque Levwis Carroll dotó de cualidades humanas a los animalitos que junto a Alicia recorrían su mundo de fantasía. El origen de las especies de Darwin que explicaba con todo lujo de detalles la teoría de la evolución y la selección natural, se prohibió en la antigua Yugoslavia, Grecia y Reino Unido por motivos religiosos. La novela de George Orwel que creó la figura del gran hermano todopoderoso, que puede verlo y oírlo todo, y que dió origen al polémico concurso de televisión, fue censurado también por incluír entre sus páginas sexo esplícito y considerarse de ideas procomunistas. Matar a un ruiseñor de Harper Lee fue igualmente censurada por motivos racistas y por incluír el relato explícito de una violación. La escritora se defendió de tales acusaciones alegando que su libro era una crítica y una denuncia a hechos reales que cada día se sucedían a su alrededor, pero de nada le sirvió para entrar en la lista de los libros polémicos y prohibidos. El autor del libro infantil ¿Dónde está Wally? no corrió mejor suerte, su obra catalogada como infantil trata de que los niños encuentren a Wally, un personaje simpático de rasgos amables, de entre un grupo de personas que muestran distintas actitudes. Eso fue lo que creó el problema, lo que hacían las personas que rodeaban a wally (por ejemplo top less), algunas bibliotecas de Nueva York prohibieron el libro y no lo dejaron formar parte de la colección que se ofrecía al público. Más recientemente, el famoso novelista Dan Brown también generó cierta polémica entre el colectivo religioso y más concretamente entre los poderes vaticanos, por centrar sus historias en temas religiosos que hablaban de Jesús y de su relación con María Magdalena, las intrigas de la curia, los secretos de la religión católica y un sin fin de elementos que resultaron ciertamente incómodos a los representantes de la Iglesia en Roma. A pesar de ello, las prohibiciones se redujeron a no permitir grabaciones de la película en la que está basada el libro en La ciudad del Vaticano y a la desaprobación de su contenido. En algunas ocasiones, estas críticas solo sirven para dar más publicidad al libro y generar más expectativas por conocer su contenido, así que en estos casos la censura se convierte a su pesar, en pura propaganda de su obra maldita. La verdad es que los gustos, las opiniones y las sensibilidades son tan variadas y numerosas, como grande es el número de personas que comparten con ellos este mundo. Todas las opiniones son válidas y todas caben en el, lo importante es no creerse que la propia es la única y sobre todo la mejor.
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GEMMA ROMERO P.Psicóloga y Escritora. Archivos
Junio 2019
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