¡Qué elemento tan importante! ¡Nada más y nada menos que el final de un libro! Terminar es una necesidad, una obligación y un arte especial que se oculta en el alma del artista, en este caso el escritor. El final ha de ser coherente, sorprendente, sentencioso, original, agradable o desagradable... en fin, lo importante es que parezca un final y lo haga sonoramente.
Desde mi punto de vista creo que un final agradable es una puerta abierta a la sonrisa y a la esperanza, y que uno triste, aunque sea precioso, nos encoje el alma, no olvidemos que un libro no solo se lee, un libro se siente, forma parte de una elección, de un momento de nuestra vida en el que hemos decidido leer ese y no otro título. Muchos autores conocen el final de sus libros mejor que los comienzos, es una parte a la que hay que tratar muy bien porque no deja de ser una despedida, y todas ellas, tristes o alegres, se recuerdan si son bonitas, y sobre todo, si dejan huella. No importan demasiado las palabras empleadas para terminar una historia, lo que importan es que calen en el corazón de los lectores. Nadie hubiera imaginado que Gabriel García Márquez elegiría para terminar su novela "El coronel no tiene quien le escriba" la palabra mierda, pero acabó con ella y el final le quedó redondo: "El coronel necesitó setenta y cinco años _ los setenta y cinco años de su vida, minuto a minuto, para llegar a ese instante. Se sintió puro, explícito, invencible, en el momento de responder: Mierda". Clarín eligió la palabra sapo para dar carpetazo a la novela que le encumbró a la fama literaria para siempre, tampoco nadie lo hubiera podido predecir cuando comenzaba a leer una novela que más que prosa parecía pura poesía en sus comienzos: "Ana volvió a la vida rasgando las nieblas de un delirio que le causaba naúseas. Había creído sentir sobre la boca el vientre viscoso y frío de un sapo." Las novelas románticas sin embargo suelen tener finales evocadores que encumbran la naturaleza, la vida o la muerte, que al fin y al cabo forma parte de ella, son excesivamente románticos, valga la redundancia, pero resuenan en el corazón como una melodía compuesta solamente para sentir. Emily Bronte tiene en "Cumbres borrascosas" uno de esos finales que son dignos de derramar más de una lágrima y además alimentar a los corazones más sensibles: "Yo me detuve allí, cara al cielo sereno. Y siguiendo con los ojos el vuelo de las libélulas entre las plantas silvestres y las campanillas, y oyendo el rumor de la suave brisa entre el césped, me admiré de que alguien pudiera atribuir inquietos sueños a los que descansaban en tan quietas tumbas." Trabajar a fondo un final es desde luego una labor importante, y todo escritor que se precie le dedica el tiempo necesario para poner un buen broche de oro a su trabajo, hoy yo quiero terminar con uno de los finales que más me han gustado por su coherencia, su sentimiento y su capacidad para dejar pese a la tristeza un buen sabor de boca. "En sus últimos días prometí a Marina que, si ella no podía hacerlo, yo acabaría esta historia: Aquel libro en blanco que le regalé me ha acompañado todos estos años. Sus palabras serán las mías. No se si sabré hacer justicia a mi promesa. A veces dudo de mi memoria y me pregunto si únicamente seré capaz de recordar lo que nunca sucedió. Marina, te llevaste todas las respuestas contigo." Marina, de Carlos Ruiz Zafón.
2 Comentarios
Olga
16/6/2014 04:22:23
Y colorín colorado...Estoy de acuerdo con la importancia del final de un libro. En estos momentos de incertidumbre la esperanza tiene cabida. Poder soñar con un libro y terminar con el corazón esperanzado y alegre ayuda, aunque sea por un instante, a creer que todo es posible.
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Maria Gemma Romero Perea
16/6/2014 04:37:56
Gracias por tu comentario
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GEMMA ROMERO P.Psicóloga y Escritora. Archivos
Junio 2019
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