La mágica visión de la realidad de Gabriel García Márquez se fue para siempre con él aunque nos la deja en todos y cada uno de sus libros.
Quiero recordar un pequeño cuento que escribió dentro de su libro "Los funerales de mamá"; el autor se muestra sumamente descriptivo para apoyar mejor la narración, trata de mostrar una escena cotidiana en casa de un dentista y relatar con todo detalle la extracción de una muela. El alcalde del pueblo, paciente a su vez del dentista ha pasado cinco noches en vela por culpa de una muela y el episodio comienza y termina dentro de la consulta girando alrededor del acto médico. Un tema tan simple está lleno de una inmensa plasticidad narrativa que llega directamente al lector y capta de inmediato su atención. Destaca el gusto por los detalles pequeños en la narración como explicar la manipulación de una dentadura postiza, e incluye la ironía sarcástica en los diálogos entre el dentista y su hijo, no descuida el trato impresionista del lenguaje que le acerca a la realidad más cotidiana y contagia de notas impresionistas toda la historia. Hay mucha técnica cinematográfica en toda la escena, es como si estuviese escrita para formar parte de un guión en vez de un libro. Este estilo tan peculiar se mantuvo en el trabajo del escritor durante toda su vida, aunque con el tiempo y con los años evolucionó hacia un estilo más trabajado sobre todo en la expresión. Cien años de Soledad lo demuestra así recogiendo sin embargo esa esencia y esa pequeña seña de identidad que siempre le hicieron único. ¡Hasta siempre!
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GEMMA ROMERO P.Psicóloga y Escritora. Archivos
Junio 2019
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