Entre mis libros más apreciados, se encuentra uno muy especial, se trata de un ejemplar de la inolvidable novela de Daphne du Maurier, "Rebeca".
Es una edición de 1955 que por aquel entonces costó 15 pesetas, y que sus páginas han amarilleado tanto por el paso del tiempo, que el papel parece como cubierto por un fino polvo de oro. En su portada, un mar verdoso y embravecido junto a un escarpado acantilado, acompaña a una magestuosa letra R, de características góticas y de color púrpura. ¡Que curioso que el personaje que da nombre al libro esté ausente durante toda la obra; tan solo su recuerdo obra el milagro de atrapar al resto de los personajes en un halo de misterio que consigue desconcertar al lector, y sucumbir a los estremecedores encantos de la bellísima Rebeca. D. du Maurier, describió como nadie la ambivalencia de poder entre los sexos y el sometimiento que la sociedad exigía a la mujer dentro del matrimonio, además la relación de amor y admiración que existía entre el ama de llaves de la mansión Manderley y Rebeca son el "preludio" narrativo de una pasión prohibida entre personas del mismo sexo, en este caso mujeres; para la época, describir libremente un hecho como este era sumamente transgresor y moderno. Todo esto atrajo la atención de la crítica literaria que calificó a la escritora como poseedora de una increíble capacidad narrativa que a veces caía en el melodrama sin dejar de lado el misterio desconcertante que era capaz de atrapar al lector entre sus páginas de principio a fin. D. du Maurier, nació en Inglaterra y ambientó casi todas sus novelas en la costa de Cornualles; con "La posada Jamaica" logró su primer éxito comercial al que siguieron otros que posteriormente fueron llevados al cine: "Rebeca", "Los pájaros", "Espíritu de amor" o "Nunca volveré a ser joven". Sus libros, encantadores, románticos e inquietantes nunca pasaron de moda y continúan siendo una auténtica joya firmada por la enigmática mujer inglesa de cabellos claros y mirada melancólica. Os invito a retroceder en el pasado y releer estos libros, seguro que más de uno los recuerda con nostalgia y mucho cariño.
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Hablando de Juan Valera, recuerdo con nostalgia, la primera vez que leí Pepita Jimenez; una novela fresca y cuidada en extremo con un estilo minucioso, culto y elegante.
La novela cuenta la historia de amor entre un joven seminarista y una joven viuda llamada Peipita Jiménez, en el ambiente de una aldea andaluza. Tiene la característica de ser una novela dividida en dos partes; la primera tiene forma epistolar, y está dedicada a las cartas que el seminarista, Don Luís de Vargas envía a su tío, Deán de la catedral, y a través de las cuales le explica la compleja situación por la que está pasando. Cuando la tensión llega a su punto álgido, la novela se transforma en una narración que Juan Valera bautizó con el nombre de Paralipómenos. La historia refleja el triunfo del amor humano sobre la lucha mística que Don Luís sostiene con su conciencia y sentimiento religioso. Las cartas son profundas, expresan los fuertes sentimientos del seminarista y representan un hondo análisis psicológico del estado del protagonista, que los amantes de estos temas pueden disfrutar sin duda alguna. La lucha cuerpo y espíritu es casi obsesiva, incluso le hace enfermar, Don Luís cree poder vencer esa tentación aferrándose a su fuerte sentimiento religioso que choca constantemente con uno nuevo que ha nacido del amor incondicional por Pepita. Valera crea unos personajes de fuertes convicciones junto a una historia que se presenta con un lenguaje natural pero no inculto, un lenguaje muy cuidado y agradable de leer. Es un verdadero perfeccionista , un esteticista que cuida mucho lo que escribe. Su lectura es un verdadero placer. ¡Qué maravillosa inquietud! Buscar ante todo el arte, y hacerlo a través de las palabras. Adiós al realismo y a sus excesos, al naturalismo privado de formas perfectas, y a todo lo que no aporte claridad y equilibrio. ¡Qué corriente literaria tan maravillosa! Todo un verdadero movimiento poético al servicio de la estética más bella.
Leoconte de Lisle fue su máximo representante, un gran poeta muy admirado por Rubén Darío. El Parnasianismo nació en París y junto a el, y podría decirse que en rebeldía a este, nació el Simbolismo, quizás para matizar la formalidad y la frialdad del primero, y aportar la musicalidad y la utilización del verso libre. A Ambas corrientes hay que agradecer que influyeran poderosamente en la aparición del Modernismo con el que llegaría la figura de Rubén Darío. Me quedo con una anécdota de aquellos tiempos; sucedió tras la publicación del libro "Azul" de Rubén Darío; Este envió un ejemplar a un importante escritor y crítico literario llamado Juan Valera, quien le contestó con una carta que desde entonces figura como pórtico del libro; en ella decía entre otras cosas: "Veo, pues, que no hay autor en castellano más francés que usted, y lo digo para afirmar un hecho sin elogio y sin censura. En todo caso más bien lo digo como elogio... ...En el libro hay Cuentos en prosa y seis composiciones en verso. En los cuentos y en las poesías todo está cincelado, burilado, hecho para que dure, con primor y esmero, como pudiera haberlo hecho Flaubert, o el parnasiano más atildado. Y, sin embargo, no se nota el esfuerzo ni el trabajo de la lima, ni la fatiga del rebuscador; todo parece espontáneo y fácil.... ...Si me preguntase qué enseña su libro de usted y de qué trata, respondería yo sin vacilar: no enseña nada, y trata de nada y de todo. Es obra de artista, obra de pasatiempo, de mera imaginación. ¿Qué enseña o de qué tratan un dije, un camafeo, un esmalte, una pintura o una linda copa esculpida." Rubén Darío logró enamorar con su poesía, consiguió revolucionar las formas y la expresión poética, y dotó a sus temas de sensualidad y ritmo. Lo musical y lo visual se aunaron para siempre en la poética rubeniana junto a su tendencia por tratar a fondo los temas exóticos. Animo a los amantes de la poesía en su estado más puro a releer a Rubén Darío, y a los más curiosos a conocer el contenido completo de la carta de Juan Valera que contiene el libro "Azul" del poeta Nicaraguense. ¡¡Buena lectura!! " Alguien dijo que había ciudades para soñar al otro lado de las montañas.
No dijo si estaban suspendidas en el aire, Sumergidas en las lagunas, o perdidas en el corazón del bosque." Alvaro Cunqueiro comenzaba así a relatar lo que había al otro lado de las montañas, con una poesía fresca, espontánea y espléndida. Hace unos años empecé a leer a este escritor y descubrí en él una sensibilidad muy especial y meláncólica, casi romántica diría yo, sobre todo en las elegías a sus amigos ya desaparecidos. Cunqueiro es un gran conocedor de la legua castellana a pesar de ser una gran figura de las letras gallegas donde destaca por su excelente narración. Os propongo a los amantes de los mitos y leyendas, y mundos fantásticos, los libros "Escola de menciñeiros" y "Tesouros novos e vellos" donde trata con sutileza misteriosa, la temática celta. "Y ahora mi oficio es soñar, y no se si soy yo quien sueño, o es que por mí sueñan campos, miradas azules, palomas que juegan con un niño, o una mano pequeña y fría que me acaricia el corazón. (A. Cunqueiro. Al otro lado de las montañas.) En la adolescencia no existe el término medio; o se quiere o se odia, o se es feliz o miserable, por eso la literatura que gusta a esta edad suele ser radical, emotivamente intensa y de un carácter intransigente que no deja lugar a los términos medios.
Las aventuras de Alejandro Dumas se encuentran en un lugar privilegiado en este "ranking" de clásicos, pero si de verdad esperas encontrar la emoción deseada, las narraciones con tintes de miedo conseguirán aficionar con su fantasía, a cualquier quinceañero. El libro de Nathaniel Hawthorne sobre la mitología griega (El libro de las Maravillas), ofrece una importante selección de historias que se han convertido en mitos clásicos; Perseo y la Medusa, el Rey Midas, la Caja de Pandora, el fantástico caballo Pegaso o el viaje de Hércules al jardín de las Hespérides. El padre del terror, Edgar Allan Poe y sus Narraciones Extraordinarias como los Crímenes de la Calle Morgue son también una buena opción por su intensidad narrativa. Igualmente resulta imprescindible en una buena biblioteca juvenil La Metamorfosis de Kafka que auna tensión y suspense, junto a los conflictos planteados por Shakespeare en Hamlet o en Romeo y Julietta. Por último, la novela de Ray Bradbury Fahrenheit 451 se presenta como un buen ejemplo dentro de la ciencia ficción, y se trata de una distopía, es decir, lo contrario a una utopía y además con tintes apocalípticos. Su título hace referencia a la temperatura a la que arden los libros, y es un alegato a favor de la lectura que en realidad simboliza tanto la libertad como la capacidad crítica de las personas. Comenzar con cualquiera de ellos es sin duda... ¡¡Un buen comienzo!! En el reloj de mi salón, una pieza del siglo pasado, hay enmarcada una chapa dorada que a cada momento recuerda con palabras latinas, que el tiempo huye constantemente y la vida pasa y pasa sin darnos tiempo a exprimir esos segundos, que como el agua, se escapan entre los dedos.
La literatura está llena de estos tópicos que se repiten una y otra vez mostrando nuestras inquietudes más existenciales y universales, llevan un nombre en latín y con el pueden ser reconocidas en todas las lenguas, se convierten así en un lenguaje común para cualquiera que ame la literatura. El tópico del "Tempus fugit" tiene otras representaciones artísticas que dan a entender claramente su significado, la representación pictórica en "Las tres edades y la muerte"de H. Baldung, es una buena muestra de ello. Junto a este tópico nos encontramos con otros muchos más de igual importancia y reconocimiento; Amor post mortem, Beatus ille, Carpe diem, Locus amoenus, Ubi sunt, y Vita flumen. ¿Quién no ha encontrado en una novela romántica la sensación de que el amor eterno existe más allá de la muerte?, ¿Quién no ha hallado sustento suficiente en un libro como para pensar que la vida campestre puede ser más dichosa que la de la bulliciosa ciudad?, ¿Quién no comparte la idea de disfrutar de la vida cada segundo como si fuese el último y hubiese que exprimir la felicidad en un instante?, ¿Quién no venera la paz y la tranquilidad propias del descanso y la meditación?, ¿Quién no se ha preguntado alguna vez dónde se encuentran los seres queridos que la vida se ha llevado a pesar de sus magníficas cualidades y virtudes?, y por último, ¿Quién no comparte la idea de que la vida es un río que fluye hasta dar con el mar que es la muerte? Nuestros tópicos literarios son también nuestros propios pensamientos; se repiten una y otra vez a lo largo de los años y nos hacen reconocerlos en una historia, que a través de sus palabras, nos evoca lo que sentiremos siempre, generación tras generación. La literatura se ha caracterizado por aglutinar bajo un nombre determinado a una generación de escritores que se han destacado por mantener ciertas características comunes. A partir del grupo del 27 se comienza a hablar de tendencias en la literatura y no de escuelas o generaciones porque falta una fuerte perspectiva temporal para ello.
Hoy en día, la variedad de estilos literarios inunda el campo de las letras y nos podemos encontrar todo tipo de temáticas, que como mucho se alían entorno a modas pasajeras y muy rentables desde el punto de vista económico. Sin embargo gran parte del público amante de los libros, sigue recurriendo a ciertos autores que más allá de la moda, nos siguen haciendo pensar con sus eternas reflexiones, me refiero al grupo del Novecentismo, los nietos de la Generación del 98 que entran en la literatura procedentes, muchos de ellos, de la Universidad. José Ortega y Gasset, Salvador de Madariaga, Gregorio Marañón o Eugenio d'Ors, entre otros. Se trata de un grupo de autores con gran perspicacia en el tratamiento de temas intelectuales donde su excelente prosa se ve plasmada en sus inceíbles ensayos. La Revista de Occidente dirigida por Ortega y Gasset a grandes escritores y críticos del momento es un buen ejemplo de ello, empieza a destacar un equilibrio perfecto entre teorización y ejemplificación que hoy en día nos vendría a todos muy bien seguir. La célebre frase de Ortega "Yo soy yo y mi circunstancia" sigue utilizándose en multitud de ocasiones y revela claramente el planteamiento de una filosofía muy especial que domina en todas sus obras. Igual que todos ellos estudiaron y analizaron el entorno de su época, sus libros sirven hoy en día de enseñanza y experiencia a todo el que se interese por pararse a reflexionar sobre el presente y el futuro de nuestro país. Esta puede ser una buena invitación para proceder al rescate de muchas de estas obras y ponernos como ellos a reflexionar. Los textos literarios más antiguos que se conocen tratan de recoger historias maravillosas sobre héroes, dioses y semidioses que conocieron el poder y la gloria a través de sus hazañas.
La primera obra literaria reconocida es el poema de Gilgamés que data de más de 3500 años y fue escrito en Babilonia, capital de Mesopotamia; narra las aventuras de este personaje que fue rey de Uruk y que tras ver morir a su mejor amigo emprende un largo viaje con objeto de descubrir el secreto de la inmortalidad. Junto a este libro los textos sagrados se consideran las obras literarias más antiguas, que además han sido cuidadosamente conservadas por la necesidad de utilizarlas frecuentemente en las ceremonias. Dentro de los más antiguos se encuentra el libro sagrado de los hindúes llamado Vedas. Este texto está escrito en verso y en prosa rimada y contiene multitud de cantos y conjuros; entre los primeros se encuentran los referidos a sacrificios, bodas y funerales, y los segundos versan sobre hechizos de amor y otros ritos empleados para curar enfermedades. El Corán le sigue en antiguedad y junto a ellos la Biblia cristiana, cuya etimología ya nos dice que su significado es "libros", ya que se trata de un libro de libros, un compendio bibliográfico compuesto por textos recogidos en distintas fechas y escrito por distintos autores con estilos y técnicas literarias muy variadas. Sin el conocimiento de estos libros sería imposible conocer bien el origen de la literatura, ya que el sentimiento religioso ha sido fuente de cultura, historia e inspiración para escritores y artistas de todos los tiempos. En la literatura hispanoamericana se produce un hecho curioso; la sociedad ha condicionado tanto al escritor, que ambos se han cogido de la mano como resultado de la necesidad de contar la singularidad política y social de cada país en cuestión. Hispanoamérica es un continente en el que se mezclan un sin fin de matices dentro de un entorno en completa efervescencia; Miguel Angel Asturias, Neruda, García Márquez o Vargas Llosa han reflejado a lo largo de los años, la realidad de sus países en una narrativa que se ha convertido en objeto de interés mundial por su hondo sentido humano, y por su estilo vigoroso y sincero.
Estas sociedades en las que abunda la miseria y la incultura, dan pie a profundas reflexiones y denuncias que el campo de la literatura es capaz de recoger con las acotaciones más oportunas, dando un significado claro de su presencia en el mundo. Por mencionar en profundidad a uno de sus representantes, cabe destacar a Vargas Llosa que ha sido siempre considerado como el gran renovador de la novela hispano americana, presenta al individuo como víctima de una sociedad podrida e impostora. Por méritos propios recibió recientemente el Premio Nóbel que reconoció el valor de su carrera en el mundo de las letras, y sobre todo, por ser entre otras cosas capaz de aunar en su trabajo lo sensorial, lo mítico, lo onírico, lo metafísico y lo místico, sin duda una combinación magistral que ya en su primera novela: "La ciudad y los perros" ofreció en bandeja de plata a todos sus lectores. Lo más significativo de esta novela viene recogido en una cita de Jean-Paul Sartre con la que se abre la obra: " Se juega a los héroes porque se es blando y a los santos porque se es malo; se juega a los asesinos porque se muere de deseos de matar al prójimo, se juega porque se es mentiroso de nacimiento". Esta cita abandera la tesis de la novela en la que los protagonistas juegan a ser militares y "el esclavo" es el símbolo del hombre perseguido y acosado por la sociedad. La acción de la novela se desarrolla en un colegio militar de Lima donde estudian los jóvenes procedentes de distintos estamentos de Perú. Todo se desarrolla en un ambiente académico y militar en medio de una serie de condicionamientos cuarteleros, donde la convivencia se hace muchas veces imposible con las novatadas de los superiores a los alumnos más jóvenes e inexpertos. A veces la historia se torna trágica pero el escritor la dulcifica con una nota poética que descarga la tensión creada. Se puede decir que la fuerza de su narración está más en lo que dice que en como lo dice. Sin duda su narración es el mejor ejemplo de una prosa bien construída. La novela romántica es un género muy especial desarrollado principalmente en la cultura occidental y sobre todo en los países de habla inglesa. Sin duda Romeo y Julietta de Shakespeare es un ejemplo perfecto para subrayar el sustrato innato de emotividad que subyace entre las páginas de las novelas de este estilo; su historia de amor imposible ha inspirado a miles de personas y se ha llevado con éxito al cine y al teatro en multitud de ocasiones. Junto a ella Truman Capote y su desayuno con diamantes, mostró al lector con una bellísima prosa cristalina, la historia de una jovencita que buscaba refugio en el glamour de Tiffany para protegerse de todo lo malo del mundo, y Evelyn Vaugh, por su parte, ofrecía una historia plagada de secretos y pasiones que se ocultaban en la mansión de Brideshead. A su lado caminaba en esta historia de romanticismo sin fin, La Edad de la inocencia de edith Wharton, que contaba como una condesa era capaz de revolucionar las rancias costumbres de una familia con solera y de un joven muy especial, mientras que Cumbres Borrascosas nos adentró en el amor prohibido entre dos hermanastros en un entorno muy singular que Emily Bronte situó entre los sombríos paramos de Yorkshire.
Aunque la lista no tendría fín, no se puede olvidar hacer una mención especial a Anna Karenina y a la historia de adulterio que Tolstoi narró a fondo buceando en el alma femenina y provocándo el escándalo de una rígida sociedad de rancias costumbres. Desde entonces hasta nuestros días, la novela romántica ha continuado su camino sin alejarse de todo aquello que siempre la caracterizó y añadiendo nuevos elementos que siguen atrapando el interés del lector. Se puede decir que si estos libros fuesen libretos musicales, los instrumentistas encontrarían entre sus notas, auténticas claves para definir el amor y conocerlo en las muchas versiones que de el existen en el mundo. Las novelas románticas son en su esencia historias bonitas donde los sentimientos ocupan el lugar principal. Si el amor nos hace a veces ser tan felices, parece sensato pensar que estas novelas nos aportarán al menos una pizca de esa sensación tan maravillosa que Mario Vargas Llosa definía en un comentario a la novela de Flaubert, Madame Bovary, como la inigualabe combinación de cuatro grandes ríos: rebeldía, violencia, sexo y melodrama. |
GEMMA ROMERO P.Psicóloga y Escritora. Archivos
Junio 2019
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