La corriente costumbrista nació dentro del Romanticismo, y tiene como objetivo criticar a la sociedad mediante la sutileza, la gracia natural, y un estilo fácil y ameno.
Larra, el padre del periodismo moderno, fue un buen ejemplo de costumbrista dotado de grandes dotes de ingenio que translada a sus escritos para declarar que no acepta la sociedad en la que le ha tocado vivir, y que la encuentra "ramplona" y muy alejada de Europa. Fue un gran admirador de Francia donde recibió su primera educación, y se propuso con sus artículos "corregir" costumbres, más que recogerlas sin más. Sus dotes de humor sarcástico muy por encima de la ironía consiguieron dotar su obra de un cierto pesimismo, del que el lector se acaba percatando cuando los tiene entre sus manos. Uno de los temas más utilizados por los articulistas y en concreto por Larra, es el tema de la pereza unida a la burocracia, con el nace esa molesta costumbre que se tiene de etiquetar a los funcionarios como personas lentas y huidizas de sus obligaciones laborales. Aunque en nuestra literatura este tema prolifera bastante, un ejemplo de ello fue el propio Quevedo con sus "Chistes de ventanilla", nadie puede olvidar el artículo completo de Larra "Vuelva usted mañana". Con el, Mariano José pasó a la historia más como sociólogo que como escritor; a través del texto denuncia la demora constante de la sociedad en asuntos burocráticos, y para ello utiliza a un personaje francés, monsieur Sans-delái que llega a España con el noble propósito de resolver unos asuntos de familia en el plazo de quince días. Larra que se muestra como el interlocutor del francés, le responde que esa hazaña le resultará imposible y que esos quince días se convertirán en quince meses, el hombre, muy perplejo por estas palabras, decide iniciar sus trámites tal y como había previsto; la frase vuelva usted mañana se repite en tantas ocasiones que después de escucharla varias veces se pregunta qué día y a qué hora se puede ver a un español. El artículo no queda ahí, después de varias intentonas consigue dar con la persona que buscaba y que finalmente ha entendido sus datos pero de forma equivocada (en vez de Díez anotó Díaz) y el proceso vuelve a comenzar. El francés desesperado ya, pero aún mostrando síntomas de su buena educación francesa, decide hacer tiempo en España y contratar los servicios de un sastre al que había encargado un frac en 24 horas, la realidad fue que tardó 20 días, la planchadora necesitó el mismo tiempo para plancharle una camisola, y el sombrerero a quien le había enviado su sombrero para levantar el ala, le tuvo dos días con la cabeza al aire y sin salir de casa. Con este artículo Larra critica la falta de eficacia y la ridiculez que esto produce a través de un personaje, Sans- délai, que en francés significa sin demora, y que acaba marchándose a su país sin haber logrado resolver ninguno de sus problemas. La presencia del periódico como medio y soporte para estos artículos fue decisiva para el triunfo de un género que nunca se dejó de cultivar. El estilo alegre y jocoso que tenían estos artículos encontraron un lugar destacado en la prensa de entonces, y quizás hoy no nos vendría mal sacar a la luz con humor e ironía tantos defectos como ahogan a nuestra sociedad.
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GEMMA ROMERO P.Psicóloga y Escritora. Archivos
Junio 2019
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