A mediados del siglo XIX, y cuando empieza surgir el realismo en la literatura, aparece la costumbre de vender novelas por entregas. El objetivo de esta nueva moda es acercar a las clases más humildes el hecho literario que de otro modo sería inasequible; el desembolso monetario en pequeñas partes nace de la posibilidad de suscribirse a obras completas y a un precio muy razonable.
La literatura va a ser a partir de este momento, fiel reflejo de la situación política y social del país que desembocará en la aparición de una serie de autores, la Generación del 98, unidos por la tremenda preocupación de los males de la patria. El género novelístico se utilizó como instrumento de crítica y denuncia, y resulta imposible entender este siglo sin leer a los autores que salieron de el, de ahí la importancia de que el pueblo supiese el contenido de los libros a pesar de sus precariedades económicas. El libro dividido en entregas entra en los hogares poco a poco gracias en parte a los recursos publicitarios que con el aparecen, las familias completan semana a semana obras importantes que abarcan todo tipo de géneros, y comienzan a nutrir sus librerías con piezas claves de la literatura, ¿quién no recuerda haber coleccionado lentamente un libro y después con sus tapas ya en la mano, llevarlo a encuadernar para conservarlo mejor? Este fenómeno editorial y literario a la vez, de comunicación social viene apoyado por el público desde su aparición, y aún hoy sigue vigente en lo que ya conocemos como la compra por fascículos. Para el consumidor representa varias ventajas; invertir periódicamente un dinero en cultura que apenas es perceptible para el bolsillo, comprobar si la obra es de su agrado y debe seguirla comprando, y completar en un plazo cómodo y relativamente largo una publicación "de lujo" por su amplitud y contenido. Hay que recordar que dentro de este sistema también se encuentran las Enciclopedias, Geografías, e Historias nacionales y universales, y todo tipo de libros de consulta que eran frecuentemente consultados por los escolares a diario antes de la aparición de Internet, actualmente estas publicaciones han dejado paso a ediciones más o menos inéditas propias de los amantes más exclusivos del coleccionismo. Quizás con la crisis actual no se puede hablar de picos de compra importantes con este sistema, pero a mediados del siglo XIX los hubo, y fueron todo un éxito.
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GEMMA ROMERO P.Psicóloga y Escritora. Archivos
Junio 2019
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