A pesar de que Benito Pérez Galdós nació en Canarias, sus estudios de leyes en Madrid determinaron su residencia en la capital, lugar que ya nunca abandonaría hasta su muerte. Conoció muy a fondo a la sociedad madrileña de la segunda mitad del siglo a la que se dedicó por entero en sus magníficas descripciones, mediante una perfecta creacción de ambientes y caracteres. Fortunata y Jacinta, Misericordia, Lo prohibido, Miau, Nazarín o Misericordia son una buena prueba de ello.
"Misericordia" refleja claramente cómo se presenta el pueblo bajo madrileño ante la sociedad; Benigna es una pobre criada dulce y tierna que se dedica a la mendicidad para poder mantener a su antigua ama, una mujer viuda venida a menos que debe empeñar todo lo que tiene para sobrevivir. Benigna extiende sus ayudas a la hija de doña Francisca y a otros personajes necesitados que van apareciendo a los que les dice que trabaja para un tal Romualdo, que ella misma ha inventado para que no duden de la procedencia de su dinero. De pronto, doña Francisca recibe una herencia, y es entonces el momento de corresponder a la infinita bondad de Benigna que solo recibe una pensión diaria de dos reales y la promesa de ingreso en la casa de misericordia. El personaje de Benigna da la oportunidad al escritor para mostrar el ambiente de los bajos fondos de Madrid y de una ciudad cuya miseria ya ha desaparecido, se centra sobre todo en las casuchas de los barrios céntricos donde la precariedad por aquel entonces ya hacía buena presencia. Además nos habla de los típicos establecimientos de aquel Madrid donde las boticas, y las tiendas de ultramarinos estaban muy presentes en la vida de sus habitantes, invita al lector a sentir el olor a cáñamo y esparto que se respiraba por las calles y que provenía de las cordelerías, y nos muestra las viejas casas madrileñas con sus sotabancos coronando los tejados de ropa tendida. Habla de la comida más humilde y típica, el cocido, y de las plantas medicinales para los achaques de la vejez, también de los carbones y de las astillas para calentar las casas y prender los viejos fogones a base de soplillos etc... Es decir todo un ambiente descrito paso a paso y cuyas reliquias ya solo se encuentran en algunos barrios típicos como Lavapiés o Embajadores. Galdós supo tratar en sus obras de un modo magistral el ambiente y el sentir de Madrid como ningún otro escritor, y se ganó a pulso que hoy todavía se hable del "Madrid galdosiano" para referirse a estos barrios tan típicos de la capital.
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GEMMA ROMERO P.Psicóloga y Escritora. Archivos
Junio 2019
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