Lo escrito escrito queda, decían los antiguos, y no les faltaba razón, el poder de las palabras escritas sobre un papel se intensifica el doble que con las habladas, al parecer hay quienes desean polemizar con sus obras, mientras otros se ofenden con ellas. No importa que los textos expresen fantasías o realidades, lo que importa es que osen entrar en temas escabrosos, fundamentales para alguna comunidad, o hirientes si su contenido enaltece o humilla lo que no debe.
A lo largo de toda nuestra historia hemos asistido a muchos de estos momentos, en algunas ocasiones el agravio ha sido grande y en otras no tanto, pero novela, autor y perjudicado han saltado a la fama de la polémica literaria y han conseguido varias páginas en la prensa. En mi opinión, y por diversas causas, siempre me han llamado la atención dos novelas que con su historia presentan unos contenidos altamente peligrosos en lo referente a moral y a religión, no olvidemos que ambos puntos son los pilares que sostienen muchas conciencias en el mundo, y deben ser respetados para no generar conflictos. Vladimir Nabokov y su "Lolita" han sabido escandalizar al mundo por su contenido pedófilo que además se suaviza retratando al profesor Humbert, protagonista de la novela, como una persona frágil, humana, llena de remordimientos y buenas intenciones cuyo crimen parece no entender y justificar a lo largo de toda la historia. Un amor desmesurado sin límites y apoyado tan solo por el tierno recuerdo de un amor de adolescencia que no pudo ser. La figura de autoridad que representa un profesor se contradice con sus deseos y sentimientos que a la vista y juicio del mundo deben ser considerados inmorales, prohibidos y criminales. Mientras tanto Lolita quema su infancia entre juegos prohibidos y semiconsentidos en la frontera con una adolescencia prematura acompañada de la soledad que la situación familiar le ha originado. El tema de la pedrastia es sumamente delicado y doloroso para muchas personas, y en este libro es tratado con una óptica muy peculiar; no hay violencia implícita y los acontecimientos trascurren con una suavidad que resulta casi inconcebible. Por otro lado, en 1988 se publicó en el Reino Unido un libro que provocó una inmensa polémica. Salman Rushdie sacó a la luz sus "Versos satánicos" que provocaron un gran colflicto con el mundo musulmán, se mandaron quemar cientos de ejemplares en países árabes y en 1989 el ayatolá Jomeini proclamó una fetua por la que se ejecutaría a cualquier persona que tuviese algo que ver con la publicación del citado libro. En Irán llegaron a ofrecer una recompensa que hoy en día sigue en pie y ha ido aumentando de valor por la vida del escritor, quien tuvo que ser protegido por el gobierno británico. Las cosas no mejoraron cuando a Rushdie se le nombró caballero en Inglaterra por el conjunto de toda su obra literaria, lo cual aumentó las iras de los musulmanes que no entendieron la postura de los ingleses y que trasladaron en general al mundo occidental. El escritor indú nacionalizado británico tuvo que estar vigilado y custodiado las 24 horas del día, su libro levantó más que ampollas por la historia que relacionaba a través de dos personajes, que encarnaban la figura del Arcángel Gabriel y de Satanás, a un imán o lider religioso musulmán que a su vez se convertía en una especie de pesadilla que manipulaba al Arcángel. La obra, compleja en su contenido hace referencias al Corán y por todo ello se ha ganado la situación que a día de hoy sigue vigente con el mundo árabe. Antes de escribir una historia, es importante pensar a quién o a quienes se puede ofender con ella para evitar conflictos, es verdad que la libertad para crear debe primar por encima de todo, pero con ciertos elementos delicados se pueden generar graves conflictos. Los autores que se deciden a hacerlo me parecen valientes e imprudentes a la vez, y me resulta inconcebible separar ambos valores para vivir tranquilo y hacer con la literatura un camino sin espinas lleno de creatividad y cultura. Sin embargo sé que hay opiniones y aptitudes para todo, y supongo que la variedad literaria en todas sus facetas enriquece la cultura de un modo insospechable, por ello, asumir las consecuencias de la palabra escrita es otro camino para expresarse libremente y dejar que la creatividad vuele tan alto que no conozca fronteras, países, religiones, culturas o vetos de ningún tipo.
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GEMMA ROMERO P.Psicóloga y Escritora. Archivos
Junio 2019
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