Los recursos literarios son tantos y tan curiosos que se emplean a diario en cualquier conversación sin que seamos conscientes de su uso, los escritores los emplean a fondo en su trabajo y se esmeran en la elección de los mejores y más singulares para que sus obras no dejen indiferente a nadie.
El pleonasmo es muy utilizado por escritores y simples parlantes de la lengua; se trata de duplicar con dos términos una misma acción que se podría entender utilizando solo uno, es tan común como presente en nuestra lengua, solemos emplear pleonasmos por la pura necesidad de remarcar aquello que queremos expresar y si junto a ellos utilizamos verbos imperativos e interjecciones mejor que mejor, nos salen solos. ¡Métete para adentro! Sube para arriba, baja para abajo, entra para adentro, te vuelvo a repetir, lo ví con mis ojos... Ninguno de ellos es tan hermoso como una metáfora, una ironía bien llevada, o un simple simil, pero todos los usamos. A diferencia del pleonasmo, su contrario es tan opuesto a el que hasta resulta del todo poético y bello, es muy empleado en la poesía mística y amorosa por lo que ésta tiene de sentimental y evocadora de profundas emociones, me refiero al oxímoron. El oxímoron fuerza al lector del texto que lo acoge, a comprender un tercer concepto no escrito que comparte carácterísticas tan reales como abstractas con los términos que lo anuncian. Instante eterno o silencio atronador, lo ejemplifican perfectamente, evocando una realidad que no se puede explicar de otra manera porque su complejidad así lo exige. Ya véis, todos utilizamos el fascinante mundo de los recursos literarios casi a diario y dudo mucho que podamos prescindir de ellos jamás si queremos hacernos entender correctamente.
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GEMMA ROMERO P.Psicóloga y Escritora. Archivos
Junio 2019
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