¿Qué precio le podemos poner a una idea? Acaso lo tiene, ¿Qué cantidad deberíamos de pagar por acceder a conocer una historia nacida del ingenio y creada con el noble arte de la literatura?
El precio de los libros es a veces excesivo para nuestros bolsillos, además hay quien piensa que es un gasto del que se puede prescindir en épocas de crisis como la actual. Por un lado tienen razón si es que deben ajustar su presupuesto a cubrir las necesidades básicas, pero por otro ¿no es necesario soñar y ser feliz cuando todo lo de nuestro alrededor se derrumba? Hoy es posible acceder a gran parte de la oferta literaria a buen precio a través de las descargas por ebook, es una opción nada desdeñable y muy interesante para los amantes de los libros. Y, a propósito del tema, os diré que los precios de nuestros libros resultan un regalo comparándolos con el libro más caro del mundo, cuyo precio asciende a 153 millones de euros y tan solo consta de 13 páginas. Su autor, Tomás Alexander Hartman lo escribió para explicar las tres cuestiones más importantes de la humanidad, y todo ello en menos de 300 frases: De dónde venimos, a dónde vamos y cuál es la misión que queda por realizar. Después de que el autor presentara este libro en el año 2009 en Dubai, dejó claro que nunca volvería a ser expuesto al público, supongo que su precio inaccesible debió de ser una buena razón para ello.
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Si crees de verdad en tu obra es porque muy posiblemente merece la pena que sea leída. Detrás la publicación de una gran novela suele haber miles de anécdotas sobre el trabajo que costó publicarla, sin embargo siempre me ha resultado curiosa la historia de Gabriel García Márquez y sus "Cien años de soledad".
Esta novela pasó por varias tesituras que parecían hacer imposible su publicación. En primer lugar la mecanógrafa de G. Márquez tuvo un percance con buena parte de ella, se le cayeron un montón de hojas al suelo, mojado por la lluvia, y el autor tuvo que reescribir una parte importante de la misma. Por otro lado las dificultades económicas del escritor le jugaron una mala pasada ya que el envío del paquete de la obra desde México, donde residía, hasta Buenos Aires costaba más de lo que había previsto, y se vió obligado a mandar una sola parte de la novela. La desdicha no acabó aquí, al hacerlo se equivocó de parte y envió la última en vez de la primera donde se planteaba la trama y se presentaban los personajes. Aún así su editor, Paco Porrúa se interesó tanto en la obra que envió dinero a García Márquez para que le enviara el resto. Hoy "Cien años de Soledad" forma parte de la literatura universal con un reconocimiento absoluto por su gran valor literario. Como veís las dificultades en este mundo no son más que anécdotas que no nos deben hacer tirar la toalla jamás, ojalá muchas novelas de autores nóveles tengan la misma fortuna que tuvo en 1966 Gabriel García Márquez con su obra maestra. Cada cierto tiempo, nos encontramos en los escaparates de las grandes librerías o en los centros comerciales unos maravillosos libros de cubiertas escandalosamente atractivas que nos llaman la atención. Sus autores son muy reconocidos y casi todo el mundo lleva un ejemplar en el metro o en el autobús. Está mal visto no haberlos leído y desde luego siempre nos incomoda tener que poner esa cara de pocker que se nos queda cuando alguien nos habla de el como si fuese un delito desconocer lo que se encierra entre sus páginas. ¿Qué hacemos entonces?... ¿Lo compramos aunque no nos guste el tema del que trata y nos lo "tragamos" como si fuera una obligación? No por favor, no lo hagamos nunca más. Elegir un libro es como elegir unas vacaciones, vamos a viajar entre sus páginas un montón de días y para colmo va a ser nuestro para siempre lo vamos a pagar. De nosotros depende que en nuestra estantería del salón brille como un bonito recuerdo o nos produzca un gesto de pesadumbre cada vez que nuestra vista se posa en el.
Siempre digo que no hay que esforzarse en complacer a los demás, es importante saber decir que no y tener opinión, nuestros gustos serán la mejor guía para señalarnos el camino. ¡Feliz búsqueda! CIEN MIL MILLONES DE POEMAS.
En el siglo pasado, no muy lejos del año en que vivimos, Raymond Quenau, francés de nacimiento, escribió un prodigio de libro. En sus escasas diez páginas y en los catorce versos que aparecían en cada una de ellas encerró como dice el título cien mil millones de poemas, ello fue debido a una curiosa habilidad del escritor; cada una de sus páginas está cortada en tiras que contienen un soneto y que se pueden leer atendiendo a una simple habilidad de combinación, (el propio gusto). Resulta casi imposible hallar el tiempo necesario para poderlos leer todos y recordar con claridad. Por tanto, hay quienes lo consideran el libro más largo del mundo, y es que en la poesía como en el amor los límites pueden tender a desaparecer... ¿No lo crees tú también? |
GEMMA ROMERO P.Psicóloga y Escritora. Archivos
Junio 2019
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