Hay infinidad de obras literarias que han sido llevadas a la gran pantalla con mayor o menor acierto; esta práctica tiene una larguísima tradición que ha tenido que lidiar a menudo con la eterna polémica de la lucha de la superficialidad de las imágenes con la complegidad del texto literario. Han sido muy famosas algunas de estas discrepancias, supongo que no siempre resulta fácil para el autor del libro, aceptar su idea versionada bajo un prisma óptico que no es exactamente el suyo. Arturo Pérez Reverte no quedó muy satisfecho con la adaptación al cine de su novela "La tabla de flandes", Antonio Gala mostró cierto descontento con la versión que Vicente Aranda hizo de "La pasión turca" y Javier de Marías terminó en los tribunales con Elías Querejeta a causa de la obra "Todas las almas a Gracia".
Por otro lado existen versiones muy exitosas y reconocidas que en el cine han sabido mostrar la grandeza tanto del texto que sujetaba la historia como de las imágenes creadas a su costa, desde Bram Stocker hasta Tolstoi pasando por Victor Hugo son buenos ejemplos de ello. Hay una gran lista de clásicos nacionales e internacionales que se han acercado al gran público sirviéndose del cine que ha sabido llegar a un espectador menos aficionado a la lectura . Obras de grandes dimensiones, complejas por su contenido, trama y variedad de personajes son grandes conocidas gracias en parte a la gran pantalla. Graham Greene, escritor y crítico cinematográfico decía que el impacto del cine sobre su manera de escribir povenía de las mismas películas, más que de las críticas que él mismo hizo de ellas. Prueba de ello está la película "El tercer hombre" protagonizada por Orson Wells, y que como él mismo explica fue una obra para ser vista y no para ser leída, aclarando que nunca pretendió ser otra cosa que una película. En España nuestros grandes autores han visto pasar por la gran pantalla muchas de sus obras que a su vez han resultado ser producciones de gran valor cultural por el buen trabajo de adaptación que lograron; "La colmena", "La Regenta", "Los santos inocentes", La familia de Pascual Duarte"... En mi opinión, adaptar una obra a guión cinematográfico no deja de ser un trabajo arduo y complejo que exige mucha técnica y capacidad de proyección. Para un autor, adaptar es como desglosar y descomponer en mil pedazos su historia, eliminando esa magia de la literatura que debe rescatar el séptimo arte y darle la forma que las palabras consiguen hacer a través de la pluma del escritor. ¿Fácil? ¿Difícil? A mí me resulta complejo, otra forma de escribir y de ver la realidad, pero no por ello menos digna. Un buen guión de cine es una joya que puede llegar a encumbrar una obra, a dar fama al autor, al director de la película y a los actores que la protagonizan, es como un gran pastel del que todos pueden comer y quedar satisfechos. Para terminar, apoyar la idea que muchos comparten y que también es muy cierta: Una película tiende a ser reconocida como arte sirviéndose del toque intelectual que le proporciona la literatura.
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GEMMA ROMERO P.Psicóloga y Escritora. Archivos
Junio 2019
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